El tiempo, a quien apodan el Doctor de los doctores, es un desgraciado, un galeno sin cédula ni suficiente experiencia laboral (una eternidad profesando no le basta). La dinámica consiste en acudir a él para las causas perdidas del amor, mismas que no siembre serán bien atendidas. En ocasiones lo aborrezco, pero no puedo negar que sí sabe curar, si se lo propone.
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